Existen múltiples acciones con las que cada uno de nosotros podemos aportar y trabajar en pro del medioambiente. Estas acciones por pequeñas que puedan ser, si son empleadas por todos, lograrían resultados favorecedores y notorios en materia medioambiental. Cada uno de nosotros suma, para bien o para mal. Queda en nuestras manos decidir si cuidamos o no de nuestro hábitat y el de las futuras generaciones.

¿Qué puede hacer como ciudadano para cuidar el medio ambiente?

Desde Ballester proponemos 10 consejos para ser ecológicos en casa y que le serán muy sencillos de realizar:

  1. Reduce, reutiliza y recicla: aplique las famosas ‘3R’ en su vida cotidiana.
  2. Uso responsable del agua, un bien tan preciado: acorte el tiempo en la ducha, cierre el grifo cuando se está cepillando los dientes, etc.
  3. Ahorre energía: desenchufe los aparatos (ordenadores, cargador del móvil, etc.) por la noche, apague las luces que no sean necesarias. Baje el termostato, por cada grado más bajo en el invierno ahorrará un 10-20% en su factura de energía.
  4. Consumo responsable: Compre productos que hayan sido reciclados como envases de plástico, hojas de papel recicladas, etc. Compre productos ecológicos, locales y de temporada, elija los que lleven menos envases de plástico y con procesos de elaboración menos contaminantes.
  5. Uso responsable del papel: utilice ambas caras del papel, tanto al imprimir como para anotar en el mismo. No imprima lo que no sea necesario. Solicite sus facturas por Internet, así evitará usar innecesariamente papel. Tras el uso del papel sería conveniente almacenarlo y llevarlo a una empresa de reciclaje.
  6. Recicle los envases de vidrio. Tardan un millón de años en descomponerse en la naturaleza.
  7. Use bolsas reutilizables, las bolsas de plásticos son un verdadero problema que daña seriamente el medio ambiente. Así como, recicle el plástico y Bricks que genere en su hogar.
  8. Compre baterías recargables, pese a que son más caras que las convencionales, a medio plazo recuperará la inversión, además que evitará que sigan contaminando.
  9. El aceite usado, nunca por el desagüe: Cada litro de aceite usado que se tira por el sumidero puede contaminar 1.000 litros de agua. Puede evitarlo con un gesto tan sencillo como guardarlo en algún bote o garrafa y llevarlo al punto limpio. Y los más mañosos pueden hacer jabón casero con el aceite usado.
  10. No tire las toallitas húmedas al WC, sino deposítelas en la papelera.

Estos prácticos consejos son buenos para el medio ambiente, para su salud y para su bolsillo.

No se olvide de que los aparatos (electrónicos, electrodomésticos) pueden ser vampiros energéticos que consumen energía si no están desenchufados. Esto se refleja en su factura eléctrica también.

Usar bombillas de bajo consumo de energía (bombillas LED); éstas duran más. Reparar los grifos que gotean; compartir el coche con otros compañeros de trabajo o con los mismos vecinos, y por qué no utilizar con mayor frecuencia el transporte público; no abusar del aire acondicionado, que también libera CFCs (familia de gases empleados en la industria de la refrigeración cuya persistencia en la atmósfera oscila entre 50 y 200 años); todas estas funcionan como medidas que resultan urgentes para que como ciudadanos inteligentes nos dispongamos a cambiar esta realidad.

Si bien la información respecto al tema no solemos tenerla a mano o por lo menos no es un tema con gran exposición mediática, con usar nuestro sentido común ya habremos hecho lo suficiente. En temporada de calor abrir las ventanas temprano es una buena opción. Con relación a las compras de los equipos eléctricos, debemos escoger los modelos más eficientes y duraderos. Debemos tener en cuenta el mal de hoy: la obsolescencia programada (se fabrican bienes con corta vida útil para que tengas que comprar más).

No deberíamos tener que vivir una guerra para saber que los recursos naturales son escasos (no-renovables) y al paso que vamos, con la velocidad de consumo y generación de contaminantes, habremos dejado en el olvido la única filosofía que tal vez nos podría salvar: “Úsalo, gástalo, arréglalo, o arréglate sin él”.